viernes, 19 de agosto de 2016

Duermes

Duermes. Aún a esta hora con el sol ya alto, tu respiración es profunda y sosegada. Las gaviotas hace rato que ríen en el tejado mientras, el mar tranquilo, se acerca a la playa con su rumor interminable. Me levanto. La vieja madera de la casa cruje bajo mis pies. Noto el aroma a cáñamo, a muebles saturados de aire marino de tantos años. Veo tu pelo moverse con la brisa que entra por la ventana. Anoche te tapaste con la cubierta y te arrimaste a mí porque tenías frío. La Luna iluminaba la estancia y no podía dejar de observarte. Ahora es el sol quien te acaricia y protestas con gestos y ronroneos. Me buscas con la mano, pero hueles el café y sonríes sin abrir los ojos.
Groucho se acerca alegre moviendo la cola al escucharte. Le acaricias el hocico mientras te ríes traviesa de lo tarde que es ya.
Es verano. Qué más da.